Mujeres y círculos

Desde hace bastante tiempo vengo observando (en mi misma y en mi entorno) la necesidad de buscar un espacio, un espacio de acompañamiento, de encuentro, un espacio donde compartir, un espacio donde poderme quitar los pesos del día a día y sentirme cobijada entre manos amigas. Y al mismo tiempo poder acompañar, dar y cobijar.

Como todas sabéis durante siglos las mujeres se han juntado para hablar y compartir, para ayudarse y sanarse mutuamente, en espacios donde todas podían sentirse seguras y ser ellas mismas.

Llevaba ya tiempo con la idea en la cabeza de montar un círculo de mujeres. Desdes que tuve a mi hija y estuve en diferentes grupos de lactancia pude comprobar como, cuando estamos en un lugar, y un espacio que nos pertenece, las mujeres podemos ser increiblemente generosas y cuidadosas las unas con las otras.

Desde mi punto de vista considero que la sociedad  se ha encargado de rivalizarnos y enfrentarnos. Vivimos en una sociedad altamente competitiva, desde la más tierna infancia, se nos compara, se nos clasifica, se nos evalúa y en el caso de la mujer es constante.

Desde nuestra apariencia, a nuestra capacidades, la mujer sufre un juicio constante sobre su persona. De tal forma que al final, nosotras terminamos por ser nuestras peores enemigas. Nos distanciamos de nuestro verdadero ser, y dificilmente podemos dejar la autocrítica de lado y aceptarnos. Aceptarnos desde el corazón, con nuestro defectos y nuestras virtudes, como haríamos con cualquier ser querido.

¿Porqué nos cuesta tanto querernos?

Pues bien, yo estoy en ese dificil proceso. Permitirme compartir con vosotras mi experiencia, pues creo que  antes de la aceptación de una misma, con su lado de luz y su lado de oscuridad, debemos pasar por conocernos en profundidad.

Y que mejor forma de conocernos que a través de la mirada de otras mujeres, que se encuentran también en ese camino, de búsqueda, de entendimiento, de conciliación.

El fin de semana pasado tuve la inmensa suerte de conocer a Jesusa Ricoy una maravillosa mujer a la que hacía tiempo que seguía por las redes sociales por su postura comprometida en favor de la mujer. Fue una causalidad? que vieniera a Alicante, que diera un taller vivencial, que hubiera una plaza para mi y que además coincidiera allí con un grupo de excepcionales mujeres.

Ha sido un fin de semana emotivo y de aprendizaje intenso, de llorar, de reir, pero sobretodo de compartir, de sentirme en casa. En ese lugar en el que no te sientes juzgada, ni criticada, ni en juicio. En ese lugar de paz y aceptación.

Y que bello regalo ha sido, que todavía me emociono al recordar cada minuto de esa experiencia. Pues todas tenemos esa capacidad de contener a la otra, de cuidar y de ayudar.

Mujeres con vidas diferentes, con personalidades diferentes, con sueños diferentes, con obstáculos diferentes, pero con un gran corazón en común.

Desde que empece a trabajar en este proyecto, sentí (desde mi intuición, esa que había silenciado durante años) que esto era sobretodo una metáfora de lo que significa ver lo común en lo diverso, tejer a pesar de las distancias, de los roles o de las diferencias.

Después de este fin de semana creo que es importantísimo que las mujeres nos juntemos para compartir, en cículo.

Ese círculo mágico, donde cualquier cosa puede ocurrir.